20 Jul
20Jul

Ese momento de estar convencida de que como escritora tienes una idea muy buena para promocionar tu último libro y resulta que... no. 

Lo piensas por muchas razones, pero sobretodo porque los editoriales ya no te promocionan. Dicen que es mucho gasto, los tiempos son muy malos, estamos en crisis y de hecho, tú escribiste el libro, mandaste el manuscrito, preguntaste diez, once, veintitres veces por él así que es cosa tuya. Es tu libro. ¡Promociónate! ¡Destaca entre millones! ¡Haz que nuestras ventas suban!

Así que te pones a ello y te pones, lógicamente, como autodidacta en marketing digital.

Es verdad que eres una autodidacta perezosa y ocasional, porque te aburre de una manera indescriptible, y eso que eres escritora. Pero como marketing suena a algo importante y útil de vez en cuando te pones con ello en Youtube y crees haber captado algún que otro truco que te conseguirá millones de seguidores/compradores posibles y la dicha eterna. Y lo crees porque el día de clase con Youtube ha coincidido con uno de estos que te has dicho: "Anticapitalista sí, pero hasta cierto punto porque fuera hace unos, no sé ¿58 grados?, y yo sin mi aire acondicionado no soy nadie". De ahí ya queda muy poco, casi nada, para llegar a convencerte de que aunque también estés en contra de la sociedad del consumo, todo el mundo tiene un límite y resulta que el tuyo está justo ahí. 

Sí, ahí, donde comienza tu libro. 

Así que lo que buscas en realidad es poder decir de la manera más disidente posible que la gente empiece ya de una vez por todas a consumir tu arte, tu literatura, tus libros. Luego ya seguiremos viendo cómo derrotamos el sistema y eso.

Entonces se te ocurre un proyecto que llamas por ejemplo "Gente interesante leyendo". Está claramente inspirado en el proyecto de Hot Dudes Reading, pero como eres feminista incluyes al resto de la humanidad y ya es totalmente nuevo e innovador. Lo visualizas todo en detalle porque dicen que una imagen vale más que todas las palabras escritas en tu libro y así ya tienes una lista imaginaria de gente interesante que ubicas en lugares comunes haciendo cosas agradables mientras leen o fingen leer tu libro. 

Y lo primero que se te viene a la mente es una terrazita con un vinito o cervecita y unas tapitas y esa persona interesantita, captada en un momento íntimo, leyendo un libro. Tu libro.

¿Cómo os quedáis? Muchas cosas buenas juntas solo pueden dar como resultado algo excepcional. 

Entonces llega el día para proponérselo a la primera persona interesante de tu lista. Estás ilusionada, contenta. Te sientes cerca del descubirmiento de algo grande, de uno de los secretos más importantes de la vida. Para serenarte te metes en Facebook. 

Error.

Gran error.

Siempre.

Porque lo primero que te encuentras en Facebook es la foto de una mujer mayor tomando vino en una terraza con el libro de un amigo escritor apoyado en la botella mirando hacia el plato de jamón y queso sudando, y mientras el amigo-escritor agradece a su amiga por el detalle el resto te comentarios van desde "El libro saliva con ese plataco" hasta "¿En qué lugar puedo tomar ese vino?". 

Es triste.

Es vulgar.

A la gente le importa muchísimo más la bebida y la comida que la lectura. 

Y así se mueren las ideas. Y los libros. Por las tapas y el vino.



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