Me dedico a la escritura podría decir que desde siempre, aunque hubo temporadas en las que apenas escribía.

El arte de celebrar las historias rotas

El arte de celebrar las historias rotas

Las relaciones terminan. Se rompen. No solo relaciones de pareja, también las de amistad, las de familia, las de estados, las de naciones y tribus. Y el final duele. Siempre. Independientemente de si la iniciativa era tuya o todo empezó ser cuestionado desde el otro lado. Duele. Es triste. Una tristeza profunda, desgarradora.

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Lo opuesto a la adicción no es la sobriedad

Lo opuesto a la adicción no es la sobriedad

He encontrado la explicación para todo. Así es. Una explicación simple y corta, por tanto impecable, de la vida, del sistema, de la crisis, de todo lo que nos ha pasado y lo que nos sigue pasando. De los problemas con alcohol de mi padre. De mis tíos. De mi abuelo paterno.

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Confiar que cuides de mí (aunque tenga los ojos vendados)

Confiar que cuides de mí (aunque tenga los ojos vendados)

En la formación teatral existe un ejercicio que consiste en crear un círculo amplio mientras a una persona se le vendan los ojos, le dan dos vueltas y le empujan con suavidad para que camine por el espacio. La persona sabe que hay un grupo de gente alrededor, se le dice que no le dejarán chocarse contra la pared y le pararan antes de que cualquier obstáculo en su camino considerado peligroso le pueda herir.

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Ya no siento nada por ti

Ya no siento nada por ti

Estábamos echados en el sofá como todas las noches, hablando de cómo había ido el día. Yo le contaba sobre la novela que estoy escribiendo y él me describió las conversaciones que había mantenido aquel día en la oficina. Y de repente me preguntó, medio en broma, medio en serio, que cuáles eran mis sentimientos hacia él.

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Crónica de una noche eterna

Crónica de una noche eterna

Me voy a la cama a las 22:30. Tras haber cenado y dado pecho a E, que se quedó despierto con J en el salón, viendo la televisión mientras espera su toma de medianoche. Por las mañanas me preocupa un poco esa influencia nefasta tan temprano en su vida, pero por las noches me da igual.

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La ‘guerra contra el terrorismo’ y un terremoto personal

La ‘guerra contra el terrorismo’ y un terremoto personal

No sé por dónde empezar. Y no lo sé porque ya no sé qué es lo importante, lo prioritario. No sé qué es lo correcto. Si soy sincera, y en esta mañana soleada hay que ser sincera, me gustaría empezar por dibujar la línea de tu boca con mi dedo.

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¿Queremos hijos porque nosotras no bastamos?

¿Queremos hijos porque nosotras no bastamos?

“No quiero ser mamá. ¡No quiero!”, soltó la hija de mi amiga una tarde de martes y empezó a llorar. Ella, a sus 4 años y medio de edad, miró desesperada a su madre, los ojos cafés llenos de lágrimas, la boca chiquita temblando, y repitió un nuevo “no quiero” desgarrador. Mi amiga sonrió y la consoló explicando que nadie tiene que ser mamá, no es una obligación mientras le daba pecho a su bebé, cansada, cansadísima de haber dormido apenas en las últimas cinco semanas.

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Mientras no cambien los dioses nada habrá cambiado

Mientras no cambien los dioses nada habrá cambiado

Estoy bloqueada. De hecho, llevo cinco años bloqueada. Los mismos cinco años que llevo diciéndome a mí misma que estoy escribiendo la segunda parte de mi libro sobre Uganda, “¿Quién teme a África?” Aún permanezco en la primera página.

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El gran problema desapercibido

El gran problema desapercibido

Ese mismo viernes le sucedió algo parecido al eclipse solar parcial. En Ciudad de Panamá llovía, en Bogotá hacía un calor infernal, en los Andes apretaba el frío, pero nadie, quienes levantamos la vista, pudimos ver claramente que la luna, mucho más pequeña, tapaba una parte del gigante sol. Aún sabiendo que eso era justo lo que pasaba allí arriba, no éramos capaces de verlo.

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¿Usarías tu camiseta de fútbol en una cita?

¿Usarías tu camiseta de fútbol en una cita?

Hace tiempo que tengo una duda. Tengo varias dudas y muy variopintas, es verdad, pero esta es tan grande e inquietante que apenas me deja dormir por las noches y hoy, por fin, me he armado de valor para hacerlo público porque creo que es importante.

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Porque no me queda otra

Porque no me queda otra

Hoy, como tanta gente, también yo iba a hablar de la política. Así, en general. Pero ya lo dijo el marido de YokoOno, la vida es aquello que te pasa mientras estás ocupada haciendo otros planes, y a mí me pasó dijo mi madre.

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Una obsesión llamada Clarice

Una obsesión llamada Clarice

No me la saco de la cabeza. Eran diecisiete. Leí diecisiete cuentos suyos, la mayoría de ellos extraños, exigentes hasta el extremo, pero con eso me bastó. Caí exhausta, satisfecha y feliz ante tanta belleza, ante tanta enormidad sobre mi cama y cerré los ojos. Esto fue hace dos días y cincuenta páginas de una novela francesa. Desde entonces no dejo de pensar en ella.

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